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ESPIRITUALIDAD Y MANIPULACIÓN


Foto cortesía de David Rodrigues


"¿Si el concepto de persona espiritual es el mismo de víctima, entonces debes inmolarte indefectiblemente para alcanzar la luz o la iluminación?"

Las personas espirituales suelen ser apacibles; mansas (débiles desde una óptica frívola) y nada atrae más a los abusadores que alguien a quien perciben como débil. A nivel subconsciente, suponen la posibilidad de validar su ego de una manera muy sencilla y sin resistencia, ante alguien que asumen será incapaz de defenderse. Hay una lógica en todo esto, la creencia generalizada es que, si alguien se considera a sí mismo elevado espiritualmente, estará desconectado de sentimientos como la ira o se abstendrá de cualquier acción violenta o de fuerza; por ende, tolerando “estoicamente” cuanto ataque y agresión encuentre en su camino.


Esta peligrosa falacia ha sido alimentada por siglos de religiosidad y aunque en su seno alberga una profunda sabiduría (vencer al mal con el bien), su esencia ha sido tergiversada por ideologías concebidas para la dominación de las masas. Seguramente recordarás las palabras del joven rabino judío Yeshúa: “Si tu enemigo te golpea en la mejilla, pon la otra”. Desde un nivel de interpretación superficial y religioso del texto bíblico, parece enseñar a las personas a convertirse en víctimas; esclavos, a no defenderse del abuso y, en el proceso, a multiplicarlo en detrimento de ellas mismas y de otros. En otras palabras, introyecta la noción de bajar la guardia “si se quiere ser santo”.


Si bien el fenómeno de la esclavitud, tal como es presentado en el Nuevo Testamento cristiano, ha de ser analizado en su debido contexto histórico y cultural, la aparente luz favorable bajo la cual es mostrado, sin duda alguna, fue utilizada como la justificación idónea para promover una cultura de la sumisión y obediencia por parte de las estructuras de poder sobre la población.


La religión fue durante milenios el mecanismo de control social por excelencia. La promoción de la indefensión como un valor, favoreció en gran medida a las élites en el poder. Muestra de ello, era la práctica de la lectura de pasajes específicos y descontextualizados de la Biblia, por parte de los capataces a los esclavos en las haciendas, a lo largo y ancho del continente americano colonizado por las potencias europeas “el nuevo mundo”. La faena diaria comenzaba con una reunión de los esclavos (sentados o arrodillados) escuchando atentamente al capataz o algún ministro de turno recitando y elaborando sobre las bondades de los siguientes pasajes bíblicos:


“Efesios 6:5 Siervos, obedeced a vuestros amos en la tierra, con temor y temblor, con la sinceridad de vuestro corazón, como a Cristo; no para ser vistos, como los que quieren agradar a los hombres, sino como siervos de Cristo, haciendo de corazón la voluntad de Dios” (La Biblia de las Américas)


“Tito 2:9-10 Enseña a los esclavos a someterse en todo a sus amos, a procurar agradarles y a no ser respondones. No deben robarles, sino demostrar que son dignos de toda confianza, para que en todo hagan honor a la enseñanza de Dios nuestro Salvador” (Biblia NVI – Nueva Versión Internacional)


¿Si el concepto de persona espiritual es el mismo de víctima, entonces debes inmolarte indefectiblemente para alcanzar la luz o la iluminación?, ¿La resistencia pacífica de Gandhi o Luther King Jr. (inspiradas en la premisa de poner la otra mejilla) resultan prácticas en las interacciones de tu día a día? Ciertamente les funcionó a estos prohombres de la historia, en el proceso de la lucha política y social en sus países y en sus muy específicos contextos históricos, ¿pero resultarán tan exitosos para ti, hoy en día, como individuo?

"No hay nada de sublime ni elevado en tolerar el abuso en cualquiera de sus manifestaciones"

Las palabras de Yeshúa en relación con el famoso pasaje que nos ocupan son las siguientes:


  • Mateo 5:38-40 "Ustedes han oído que se dijo: Ojo por ojo y diente por diente”. Pero yo les digo: No resistan al que les haga mal. Si alguien te da una bofetada en la mejilla derecha, vuélvele también la otra. Si alguien te pone pleito para quitarte la camisa, déjale también la capa" (Nueva Versión Internacional)


Al analizar las palabras de Yeshúa, en el texto bíblico, desde un nivel de interpretación cabalístico, encontramos que no sólo la noción de "Poner la otra mejilla", sino todo su Sermón de la Montaña (en el que introduce este y otros principios) fue, como todo su mensaje, tendenciosamente manipulado con fines ideológicos y políticos. De manera que no sólo resulta falsa la premisa de victimizarse ante el enemigo como medio para la elevación espiritual, sino que es exactamente lo opuesto a la enseñaza del joven rabino, quién en un lenguaje codificado (como era costumbre en los místicos judíos de la época al dirigirse a las masas) en realidad estaba enseñando que la forma de vencer al mal no es la oposición directa; lo cual generaría más resistencia, sino la confrontación pacífica y desprovista de ego a quién inicia un ataque; lo cual no literalmente significa recibir un golpe en la mejilla o colocar la diginidad sobre la mesa.


Al observar las enseñazas de un maestro, sin fijarnos en el accionar y el contexto de la enseñanza y del maestro, nos estamos perdiendo del verdadero mensaje. Yeshúa no fue, en forma alguna, el hippie bodoque que nos muestra la cosmovisión occidental fuertemente influenciada por Hollywood. Su mensaje, su actitud y su comportamiento eran propios de un líder fuerte que creía, si era necesario, hacer respetar con contudencia aquello en lo que creía. ¿Puede ser, entonces, consecuente, por una parte, echar a latigazos a los mercaderes del templo acusándolos de "ladrones" y, al mismo tiempo, enseñar a sus seguidores a tolerar el abuso de ladrones que vengan a golpearlos y a tomar sus pertenencias?.


El punto de equilibrio está en la defensa de nuestra integridad física y moral. Las amenazas y peligros que ofrece este mundo son muy reales. Exponerse abiertamente a ellos, en nombre de una noción equivocada de la espiritualidad, mancilla tu dignidad, te pone en peligro y, potencialmente, también a tus seres queridos.


Expresiones como “se supone que eres religioso/espiritual” están siempre en la boca del manipulador que espera de tu parte, una pasiva tolerancia a su abuso. No seas víctima de esta universal falacia. No hay nada de sublime ni elevado en tolerar el abuso en cualquiera de sus manifestaciones. Se te ha enseñado que es noble y elevado aceptarlos con una sonrisa; que harás del mundo un lugar mejor al resistir “pacíficamente” (sin defenderte). Esto es una aberrante falacia con la cual no sólo se busca debilitarte para dominarte, sino que, en el proceso, genera precisamente el efecto opuesto a hacer del mundo un lugar mejor. Al aceptar indefensamente el abuso estarás contribuyendo con su multiplicación.


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